Durante la época colonial, en las ciudades desde temprano en la mañana, múltiples vendedores ambulantes recorrían las calles de Santiago, ofreciendo sus productos. Los transportaban a lomo de mula en grandes cajas de cuero o canastos e iban da casa en casa a venderlos. Allí les compraban carnes, hielo traído de la cordillera, brevas y sandias, pasto para los animales, dulces y leches, velas e incluso agua.
10/08/2009
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