10/14/2009

Heladero

El helado que ofrecía este personaje no era como tú conoces , en esa época el helado era nieve o hielo picado a los que se le agregaba azúcar y sorbetes de frutas o especias.Lo llevaba en un balde protegido para que no se derrita y los iba sirviendo con una gran cuchara a los niños que le compraban.



Dulcero

Paseaba por las calles vendiendo dulce y pasteles llevándolos en un canasto de mimbre.



Chinchinero

A veces el organillero aparecía acompañado por un socio : el hombre orquesta o el chichinero. ¡Esto sí que era un espectáculo! Por que no sólo se dedicaba a tocar el bombo y los platillos , sino que bailaba y hacía verdaderas proezas con su “orquesta” a cuestas , saltando incasable sobre la improvisada pista . Cuando terminaba su espectáculo pasaba con su sombrero una colaboración.

10/09/2009

Organillero:

Un personaje típico los barrios de Santiago era el Organillero.
Se lo veía pasar con la pesada caja del organillo cargada en las espaldas, bien agarrada de la ancha correa que le cruzaba el pecho. En una mano llevaba una jaula con el lorito amaestrado, y en la otra el manojo de elásticos desde donde colgaban pelotas de papel forradas con papeles de vivos colores.

Al llegar a una esquina cualquiera donde sabia que aparecían muchos niños descargaba su instrumento colocaba la jaula sobre él, y al poco rato comenzaba a tocar sus típicas melodías. De inmediato, como por arte de magia, de todas partes sugían los chiquillos como respondiendo a un misterio llamado. Cuanto con ellos también llegaban coquetonas muchachas, quienes, con el pretexto de vigilarlos más cerca, aprovechaban de saber que les deparaba el destino; porque ése era el importante papel de la lorita: el pajarraco asomaba su cabeza por entre los barrotes y con su pico pescaba 1 de los papelitos del pequeño cajón que se abría bajo su jaula.
Cuando el negocio comenzó a decaer, los organilleros introdujeron nuevas atracciones en su oficio. Más común era un mono tití , al cual vestían con diminutas ropas humanas, y que remplaza al lorito con sus gracias y piruetas.
PANADERO:
Iba en una mula o caballo con grandes canastos a los lados donde llevaba pan fresco.
La gente salía de las casas a comprarlo.
Actualmente en algunos barrios pasa un señor en un carrito vendiendo pan, este sería el equivalente al antiguo panadero.



SANDILLERO:
Vendía pedazos o sandias enteras en la plaza o en las ferias.
Era muy solicitado por la gente, sobretodo en los días calurosos en que un sabroso trozo de esta fruta era muy apetecido.



MOTERO:
Otro personaje característico y muy popular como comerciante callejero es el motero.
Cuando su nostálgico grito se oía en las noches, quedaba retumbando como un eco.
Comúnmente era un individuo que vivía en las afueras de Santiago y hacia su entrada a la ciudad, especialmente en las noches de otoño e invierno, con un canasto colgado del brazo, cuyo contenido iba cubierto por albos paños que resguardaban el calor de los variados productos que vendían.
Porque no solo mote de maíz o “MOTEMEI” transportaba el motero. En el canasto había también castañas, camotes cocidos, piñones, etc. Este personaje, para iluminar su camino llevaba un farol de confección casera con una vela en su interior.
AGUATERO

Se desplazaba a caballo llevando agua en un barril, la que vendía entre los vecinos. Antiguamente no existía agua potable limpia para beber y cocinar, por lo que este personaje era muy importante en la vida de las personas.

Personajes

VELERO

Vendía velas para iluminar las casas, ya que en esa época todavía no había luz eléctrica. Las velas eran de sebo y se hacían a mano en forma artesanal. Este personaje las llevaba colgando de un palo amarradas por la mecha y cuando las vendía la cortaba.





LECHERO

Llevaba la leche en dos tarros llenos, cargados en una mula o caballo. Pasaba por las calles ofreciéndola y de las casas salían las mujeres con los jarros para que se los llenara con leche recién ordeñada.

10/08/2009

Durante la época colonial, en las ciudades desde temprano en la mañana, múltiples vendedores ambulantes recorrían las calles de Santiago, ofreciendo sus productos. Los transportaban a lomo de mula en grandes cajas de cuero o canastos e iban da casa en casa a venderlos. Allí les compraban carnes, hielo traído de la cordillera, brevas y sandias, pasto para los animales, dulces y leches, velas e incluso agua.